07/09/2019
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En este artículo quiero comentar las diferencias existentes entre la forma de realizar nuestra primera inversión inicial (componer la cartera) y lo que son las aportaciones periódicas a dicha cartera así como las formas de hacerlas.
Lo primero quiero destacar que son conceptos diferentes dado que es frecuente encontrar inversores que confunden ambos conceptos. El primer punto está relacionado con cómo componer la cartera con el dinero disponible, o bien de golpe aportando todo el capital que tenemos hoy o entrando en el mercado de forma progresiva. En cambio, las aportaciones periódicas tienen que ver con aportar capital nuevo a la cartera de forma periódica (habitualmente mensual) con el objetivo de acumular más patrimonio a largo plazo. Ahora hablemos de qué es cada cosa y cómo hacerlo.
Técnicamente se llama Lump Sum a realizar una aportación golpe invirtiendo todo el capital disponible y Dollar Cost Averaging a la construcción de la cartera de forma progresiva durante un periodo de tiempo. Existe un debate sobre qué forma es la mejor y no existe un consenso claro dado que hay diferentes variables que el inversor deberá valorar para así determinar qué se ajusta más a su perfil.
Muchas simulaciones demuestran que aportar todo el capital de golpe es algo más rentable en promedio que hacerlo progresivamente. Esto se debe al coste de oportunidad que genera tener una cantidad significativa en liquidez que desaparece progresivamente hasta que se completa la inversión del patrimonio. Esta información cambia bastante dependiendo del entorno en el que hagamos la simulación. Es lógico que si lo hacemos al inicio de un año (o serie de años) alcistas la aportación de golpe será más rentable por captar toda la subida. En cambio, si es cerca del inicio de una caída del mercado ganará las aportaciones periódicas al poner comprar a mejores precios con las siguientes aportaciones. Como por regla general el mercado suele subir más años que bajar las simulaciones en amplios periodos le dan la ventaja al Lump Sum.
Por desgracia no tenemos la bola de cristal para saber qué hará el mercado… así que a mi juicio la decisión de tomar un camino u otro depende más de la forma de ver el mercado del inversor así como de su tolerancia al riesgo que de las simulaciones y medias.
Aquí entra en juego el perfil de cada inversor y la tolerancia al riesgo. En mi día a día veo muchos inversores que tienen un temor enorme a que justo después de invertir por primera vez su capital (o realizar un cambio significativo en sus carteras) se gire el mercado a la baja y se coman un mercado bajista o caída pronunciada. Este “vértigo” paraliza a muchos inversores y les lleva a no invertir hasta que ven un mercado perfecto y sin nubarrones en el horizonte, cosa que nunca sucede y les lleva a estar muchísimo tiempo en liquidez. Para ellos es evidente que el DCA (aportar progresivamente) es su solución ya que les permitirá ir captando parte de la subida si los mercados son alcistas y comprar a mejores precios si el mercado cae con fuerza.
En cambio, para los inversores que piensan que es el mejor momento para invertir por cualquier razón estamos en el caso contrario. Si hacen DCA cada subida será vista como una desgracia por no estar completamente invertidos, por lo que el Lump Sum debería ser su camino. Por tanto, las perspectivas de mercado también influyen mucho en la decisión.
En definitiva, la decisión de invertir el capital de golpe o de forma progresiva es una mezcla entre nuestra tolerancia el riesgo y visión a corto y medio plazo de los mercados.
Una vez hemos decidido cómo componer la cartera tenemos que decidir si hacemos aportaciones periódicas para incrementar la inversión inicial o no.
Hay mucho escrito sobre las virtudes de realizar las aportaciones periódicas por lo que no me quiero extender en exceso. Solo comentar que es junto al periodo que mantengamos la inversión el principal factor que determina el capital final que obtengamos con nuestra cartera. Os dejo esta calculadora del efecto del interés compuesto que es realmente útil para ver el impacto de las aportaciones periódicas.
Una vez determinado el rendimiento esperado (va en función de nuestra tolerancia al riesgo) y la inversión inicial podemos ir jugando con la cantidad de dinero que aportamos mensualmente. El impacto a más de 10 – 15 años es muy significativo, sobre todo para carteras pequeñas o recién construidas en las que las aportaciones periódicas puedan tener un un peso relevante (no es lo mismo aportar 500 € al mes en una cartera de 5.000 € que en una de 100.000 €).
Creo que todos tenemos claro que la inversión no se tiene que ver como algo de corto plazo con la mentalidad de que si tengo un buen año me pago unas vacaciones mejores, si no como un plan a largo plazo con el objetivo de tener una vejez muchísimo más cómodo o incluso si gozamos de ingresos importantes, alcanzar la ansiada Independencia Financiera, de forma que podamos vivir solo de las rentas de nuestro capital.
Personalmente pienso que las aportaciones periódicas tienen un impacto enorme a largo plazo con un “coste” casi muy reducido sobre nuestra calidad de vida. Para ello voy a contar el caso de un familiar que me impresionó bastante.
Básicamente inició hace 15 años el típico plan de ahorro que te colocan en el banco de turno que consistía en aportar una cantidad fija todos los meses (1000 € al año, unos 83 € al mes). Este dinero se invertía en una cesta de acciones determinadas por el banco que eran rescatables al acabar el plazo de 15 años. Bueno pues en plan le venció hace poco y me comentó que el valor de rescate era sobre los 14.800 €… 200 € menos que la suma de sus aportaciones. Yo me llevé las manos a la cabeza y le dije sorprendido que había sido un fracaso no haber tenido ni un euro de plusvalía en un periodo tan largo… y su respuesta fue:
“Pues mira, gracias a eso me he encontrado hoy con 15.000 € que seguro no hubiera tenido si no hubiera sido por aportar a ese plan todos los meses”
Creo que este caso real muestra los beneficios de las aportaciones periódicas incluso en un escenario tan negativo como este.
Al empezar un plan de ahorro tenemos dos decisiones. La primera es cómo aportar el capital inicial, de golpe o de forma progresiva. Para ello la suma entre el vértigo que nos genere el mercado y nuestras perspectivas son clave.
Una vez decidido esto debemos determinar cuanto podemos aportar todos los meses de forma automática a nuestra cartera sin afectar a nuestro día a día, ya que si nos obligamos a ello podemos encontrarnos con un colchón importante que hemos compuesto casi sin darnos cuenta.