14/09/2018
Julio Cesar es recordado como uno de los más grandes generales de todos los tiempos, conquistador de la Galia y artífice de la conversión de Roma en imperio. Sus méritos políticos y militares son incontables y su inteligencia en estos campos dificilmente igualable.
Sin embargo, por poner un ejemplo, en el sitio de Gergovia, 52 a.c, a pesar de tener sitiado a Vercingetorix y a pesar de su genio militar, tuvo un fracaso espectacular, perdiendo mas de 700 legionarios y 46 centuriones en un solo asalto y teniendo que retirarse de la ciudad con el problema añadido de la falta de suministros, que llevó a sus legiones al sufrimiento por hambre y casi a la total aniquilación, solo salvada por la inteligencia y la falta de disciplina de los pueblos galos.
Por su parte Warren Buffett, el inversor más rico del mundo, será recordado como uno de los mas grandes inversores de la historia, como el hombre que supo leer con mayor inteligencia y sabiduría los mercados financieros atesorando en su holding, Berkshire Hathaway, uno de los más rentables conglomerados de empresas nunca visto.
Sin embargo, el Oráculo de Omaha no siempre ha tenido éxito en sus decisiones y son famosos sus fracasos con muchas inversiones, que él mismo se encarga de difundir y de analizar. Entre ellas dos ejemplos:
-Buffett invirtió por primera vez en Berkshire Hathaway en 1962, cuando era una empresa textil en crisis. Pensó que obtendría beneficios cuando cerrara más instalaciones, así que compró una gran cantidad de acciones. Pasado el tiempo Buffett tuvo problemas con la gerencia y lleno de rabia compró más acciones para asumir el control de la empresa, despidió al gerente e intentó mantener el negocio textil funcionando durante otros 20 años. Buffett estimó que este movimiento vengativo le costó 200.000 millones de dólares.
-Ya en 1993, Warren Buffett compró Dexter Shoe Co. por 433 millones de dólares en acciones de Berkshire Hathaway. En su carta de 2007 a los accionistas, Buffett explicó la mala decisión y admitió que esta le costó 3.500 millones de dólares. En ese momento, esto representaba el 1,6% del patrimonio neto de Berkshire Hathaway. “Hasta la fecha, Dexter es el peor acuerdo que he cerrado. Pero cometeré más errores en el futuro, podéis estar seguros de ello”, escribió Buffett.
¿están el éxito y el fracaso tan lejos uno del otro como pensamos? es mas ¿puede haber éxito sin fracaso? y entonces ¿cómo vivir y afrontar los fracasos y los errores para que no nos destruyan? o de otro modo ¿cómo convertirlos en la base de nuestro éxito?
“No me juzgues por mis éxitos, júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme” Nelson Mandela
En las respuestas que demos en nuestro foro interno a esta preguntas descansa la diferencia entre disfrutar de lo que hacemos a pesar de lo que pase y no hacerlo, entre ser capaces de levantarnos cada vez que nos encontramos con un problema o acabar aplastado por él, entre entender cómo se construye la personalidad y la felicidad o no entender nada.
No existe tesis sin antítesis, como diría Hegel, ni éxito sin fracaso, ni acierto sin error, ni luz sin oscuridad. El único camino que nos lleva hacia la consecución de nuestros objetivos es, paradójicamente, asumir la cuota de fracaso y error que debe existir en cada paso que damos, asumir que éxito y fracaso no existen el uno sin el otro, que son las dos caras de la misma moneda.
Si caminamos cometeremos errores, si nos arriesgamos fracasaremos, si iniciamos la lucha hacia alguna parte vamos a afrontar momentos duros. ¿vamos a dejar de intentarlo por el miedo al fracaso? ¿vamos a dejar de tomar decisiones por la posibilidad de cometer errores?
“El éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo” Winston Churchil
Esto solo nos llevaría a la innacción y a la frustración, un lugar en que que no vale la pena vivir.
Quizá la solución es construir una nueva filosofía del fracaso y sumarse al axioma: “Fracasa otra vez. Fracasa mejor.”
Esto es extremadamente importante en el mundo de la empresa, pues una empresa que no fomente el fracaso controlado y la reflexión sincera sobre los porqués es una empresa que no permite la experimentación, la búsqueda de nuevas formas de hacer las cosas y, por lo tanto, que no innova y muere de miedo. Casos conocemos muchos.
Aun así encontrar este ambiente es difícil, ni siquiera estamos educados para ello, pues hemos creado una sociedad que fomenta demasiado la homogeneidad, ya desde la escuela, que nos llena de miedos y frustraciones, que nos lleva a pensar más en protegernos que en realmente liderar los cambios de nuestra propia vida.
Vivimos llenos de taras, en masa, polarizados, golpeados en nuestra diferencia para caber entre los pequeños y mediocres límites de los slogans fabricados por los publicistas. No se perdona el fracaso, pero, y esto es lo grave, no se perdona porque supone que alguien se permitió la libertad de intentarlo y ese arranque de libertad insulta nuestra incapacidad para dar un paso.
¿Y cómo vamos afrontar de esta manera el extremadamente complicado mundo de las finanzas?
El mundo de los mercados es un tablero de juego tremendamente exigente, requiere independencia de pensamiento y capacidad para ir a contracorriente, lo que lleva innerentemente consigo la libertad y la necesidad de cometer errores que, evidentemente, deben ir acompañados de autoevaluación constante y reflexión sincera acerca de lo que hacemos, porqué lo hacemos y en qué nos estamos equivocando. Julio Cesar y Warren Buffett son ejemplos de esta actitud. Nosotros debemos serlo también en nuestro ámbito de actuación.
Sin estos ingredientes que requieren una educación diferente que fomente la singularidad y la independencia, sin la libertad para fracasar las veces que haga falta en el camino con el control que debe proporcionarnos un trabajo bien hecho y una racionalidad bien construida, es más, sin la alegría necesaria para ser capaces de vivir en el problema con soltura, solo nos convertiremos en un actor más de lo que Graham llamó la irracionalidad del mercado y estaremos en cada momento en el lugar equivocado llevados por las acciones de la masa.
Eso si será un gran fracaso. Pero como será el fracaso de la mayoría quizá nos lo perdonemos antes.