Muchos inversores se preocupan, y me transmiten sus dudas, sobre la rentabilidad que puede generar una inversión de tipo tradicional a largo plazo.
La inversión, aquella que es capaz de generar grandes rentabilidades, es la que está gestionada bajo la base del sentido común, y anclada a la expectativa de crecimiento de las compañías en las que se invierte.
Como inversores, no encontraremos otra manera de hacernos millonarios. Pero siguiendo esta vertiente de inversión, si hacemos las cosas bien, es casi imposible no conseguirlo.
Veamos por qué:
72 dividido entre el tipo de interés (para doblar)
La inversión tradicional, que consiste en comprar buenos negocios, está ligada a la capacidad por parte de las empresas de crecer y desarrollar su actividad con éxito.
Cuando elegimos buenas compañías, de calidad, y dejamos trabajar a sus gestores, a su equipo directivo, éste debería hacer crecer a la compañía, y nuestro dinero crecerá con ellas. Al fin y al cabo, somos propietarios de esas empresas cuando compramos acciones.
Para elegir buenas empresas, de calidad, deberíamos buscar empresas con elevados retornos medios sobre capitales empleados y baja deuda. Para ello, dos criterios nos permitirán localizarlas:
High Avg [ROI ; ROA ; ROE ; ROIC]
Luego viene una cuestión de mucha importancia, ¿cuánto estamos dispuestos a pagar por una empresa de calidad?, quiero decir, debemos responder a la pregunta con sentido común, pues admitimos que el mejor binomio será el que implique comprar calidad a bajo precio, como haríamos si queremos comprar cualquier otra cosa (“bueno, bonito y barato”).
Para ello, usaremos un ratio que nos permitirá valorar la compañía en base a sus ganancias, con el objetivo de pagar por ella pocas veces sus beneficios.
Low Enterprise Value/Ebit
* (Precio + Deuda – Caja)/Ebit
De este modo, combinando estos criterios, estaríamos comprando empresas de mucha calidad a un precio bajo.
Siguiendo esta filosofía de inversión, así como otros inversores han conseguido, pues ésta no es más que una variación actualizada de la fórmula mágica de Greenblatt, la rentabilidad que genera esta estrategia ronda el 30% anual, si rotamos las acciones entre los dos primeros quintiles (es decir, el 40% de las acciones más baratas) de forma anual.
Y ahora viene la Regla del 72 a colación, un método interesante para saber qué tiempo necesitamos para doblar nuestra inversión que consiste en dividir 72 entre la tasa de rentabilidad media esperada.
Dicho esto, con una tasa de un 30% anual de media, doblaríamos el capital cada 2,4 años. O dicho de otro modo, con una inversión de 100.000€, en 12 años, ganaríamos 3.100.000€
Al finalizar el primer período de 2,4 años: 200.000€
Al finalizar el segundo período de 2,4 años: 400.000€
Al finalizar el tercer período de 2,4 años: 800.000€
Al finalizar el cuarto período de 2,4 años: 1.600.000€
Al finalizar el quinto período de 2,4 años: 3.200.000€
No existe otra forma de ganar dinero en Bolsa, no se engañen, lo demás es pan para hoy y hambre para mañana. Además, otras vertientes de inversión, nos permiten obtener rentabilidades puntualmente, en determinados períodos, el trading, estrategias en Opciones, etcétera, que pueden ser interesantes, no digo que no, pero que no lograrán una rentabilidad sostenible a lo largo del tiempo, que implique una rentabilidad tan alta como la inversión tradicional. Pues no sin razón, sólo este tipo de inversión, aplicada de forma perseverante, es la que ha hacho billonarios a los grandes inversores, y no otra.
115 dividido entre el tipo de interés (para triplicar)
A colación de la regla que antes comentaba, y sólo a título de curiosidad, hay otra regla que permite saber cada cuánto tiempo triplicarás el capital a una tasa dada. En este caso la regla consiste en dividir 115 entre la rentabilidad media esperada.
Para el caso anterior,
115 / 30 = 3,8 años. Es decir, a una tasa media del 30% triplicaríamos el capital cada 3,8 años.
Cabe aclarar que el motivo de que estas reglas funcionen es porque estamos aplicando interés compuesto. Es decir, si ganamos un 30% en interés simple (sin re-invertir beneficios) después de 3,8 años habríamos ganado un 114%, mientras que si aplicamos interés compuesto (re-invirtiendo beneficios) el resultado final es de un 300%.