Psicología, filosofía e inversión: ¿realidad o interpretación?

03/08/2018

Bill Miller es uno de esos inversores filósofos que abundan en EEUU pero que escasean a este lado del Atlantico, y uno de los que me gusta leer con asiduidad, pues comprendo lo que dice cuando afirma que “la filosofía marcó una enorme diferencia en su vida y en su manera de afrontar las inversiones”.

No es el único, George Soros  ha estado muy influenciado  por el filósofo  Karl Popper, mientras que Carl Icahn  también tiene formación en filosofía por Princeton y ha señalado en diversas ocasiones la importancia que ésta ha tenido en su carrera.

En todo caso, Miller es de las pocas personas a las que he escuchado decir algo que me parece fundamental cuando se trata de abordar temas complejos como la filosofía, la economía o los mercados financieros: El concepto de interpretación.

It is worth reminding oneself from time to time that almost any description and every prediction about the U.S. stock market involves a gross oversimplification of an extraordinarily complex system, a system that adaptively incorporates the collective expectations of all its participants into the price of its securities.

Es importante recordarnos de cuando en cuando que casi cualquier descripción y toda predicción acerca de los mercados financieros conlleva una gran simplificación de un sistema extraordinariamente complejo, un sistema que incorpora las expectativas colectivas de todos los participantes en los precios.

Esta cuestión es una de las cosas que me apasiona de la filosofía y de las finanzas: La complejidad del mundo en el que nos movemos, las enormes variables y disyuntivas a las que hay que enfrentarse y la dificultad de establecer soluciones sencillas, esas que suelen gustarle todo el mundo, esas que solemos  escuchar: “esto es así por este motivo”,  o en términos lógicos: A es consecuencia de B.

Me hace gracia cuando Miller afirma, pues me veo en la misma situación,   que  constantemente es preguntado por clientes acerca de lo que pasa o pasará en el mercado:

I then dutifully provide one, not because I know or even have a strong opinion, but because I am asked.

Entonces diligentemente les doy  una (explicación), no porque yo sepa nada o tenga una opinión formada, sino porque he sido preguntado.

La realidad es que A puede ser la consecuencia del despliegue de todo el abecedario. La realidad es que las variables que afectan “la cosa en si” son muchas y las posibles explicaciones casi infinitas. y la mejor manera de afrontarlo es dejar de tener “opiniones formadas”, saber que estas son solo interpretación y proyección de nuestros anhelos o los de otros, y por lo tanto, abrazar la complejidad y vivir con ella.

Un ejemplo. La bolsa baja. ¿Porqué lo hace? Explicación simple. La que la gente quiere. La influencia de la guerra comercial.

Tan solo una interpretación de lo que pasa que es, en realidad, una consecuencia de una multitud de causas que debemos explicar a muchos niveles para, aceptémoslo, no tener nunca  un cuadro completo.

Si hablamos de temas sociales  se ve mas claro la imposibilidad de una explicación y la capacidad infinita de interpretar un fenómeno . Pongamos por ejemplo el brexit. ¿Cuál es su causa?

Podríamos argumentar consecuencias de la crisis, sentimientos nacionalistas,  hablar un poco de historia y trazar una línea con la añoranza del imperio. Podríamos establecer nuestra explicación desde un punto de vista de competencia con el eje alemán o en términos de influencia de EEUU en la política Europea y su intento de romper la unión, y así hasta el infinito.

En realidad cada una de estas explicaciones no es mas que una interpretación (muchas veces interesada) de una realidad multicausada e indescifrable  en la que sin duda se reflejarán mas nuestros conocimientos, nuestros hallazgos y nuestros propios miedos y deseos, que la propia realidad del fenómeno.

La interpretación finalmente hablará mas de nosotros que del hecho en sí.

Es por eso que Gadamer, el filósofo alemán, dio vida a la hermenéutica y Nietzsche, el gran Nietzsche, propuso no solo admitir que la no-verdad es la condición de la vida, sino  que , por ejemplo, “no existen fenómenos morales, sino una interpretación moral de los fenómenos”.

La filosofía como Psicologia. ¿La inversión?.

Desde este punto de vista Nietzsche realizó el giro copernicano que le ha situado como uno de los filósofos mas importantes de la historia y postuló que la filosofía no era finalmente otra cosa que psicología, acabando con la idea de que los filósofos realizaban su trabajo en busca de la verdad y afirmando sobre ellos:

“todos ellos son abogados que no quieren llamarse así, y en la mayoría de los casos son incluso pícaros abogados de sus prejuicios, a los que bautizan con el nombre de «verdades», – y están muy lejos de la valentía de la conciencia que a sí misma se confiesa esto, precisamente esto, muy lejos del buen gusto de la valentía que da también a entender esto, bien para poner en guardia a un enemigo o amigo, bien por petulancia y por burlarse de sí misma.”

Desconfiemos por lo tanto de los que nos venden explicaciones simples para todo lo que pasa, da igual en política, en economía o en cómo debemos vivir nuestra vida, y empecemos aplicar la “filosofía de la sospecha”. ¿qué hay detrás de los argumentos que nos quieren vender? ¿qué se esconde detrás de estas u otras explicaciones, interpretaciones, de la “cosa en sí”? Y más aún ¿para qué necesito una explicación?

Finalmente en la inversión es lo mismo, y esto ya lo dijo B. Graham, el mercado solo se explica por la suma de los comportamientos irracionales de los actores que lo pueblan. Pura psicología. Ahí es donde debemos movernos. ¿cómo?

Yo no tengo todas las respuestas, pero mi manera de afrontarlo es ir a lo que realmente sabemos, pues la experiencia nos lo muestra:

  • La riqueza la crean las empresas, las buenas empresa, aquellas que venden bienes o servicios que la gente desea. Así han hecho riqueza década tras década grandes empresarios a pesar de vivir guerras, crisis y otras muchas visicitudes.
  • Si puedo sumarme a esos proyectos comprando participaciones de estas empresas a precios razonables estoy seguro que a la larga multiplicaré mi capital.
  • Por lo demás debería vivir tranquilo  sin preocuparme demasiado de lo que pasa en un momento concreto, disfrutar de mis días lo mejor que pueda, y tratar de vivir una vida significativa que, nunca, nunca, ha estado dejándose llevar por los vaivenes, los pensamientos, los miedos, y los deseos de la mayoría.

Tal y como afirma Nietszche:

El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.

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