Tus zonas erróneas

22/01/2020

Tus zonas erróneas es uno de los libros de autoayuda más leídos y valorados de todos los tiempos por su maravilloso contenido. Fue uno de los primeros libros de este género, publicándose la primera edición en agosto de 1976.

El autor, Wayne Dyer, señala los aspectos que considera más importantes para que seas feliz, independiente y mentalmente sano. Este libro puede cambiar tu vida o por lo menos mejorarla en ciertos aspectos. Lo recomiendan psicólogos y profesores a personas para ayudarles en ciertos aspectos de su vida. 

¿qué podemos decir de Wayne Dyer? Obtuvo el doctorado en psicología por la Universidad de Michigan y tiene más de 20 años de experiencia como psicoterapeuta.

Wayne hace especial énfasis en vivir el presente para ser feliz y suprimir esas zonas erróneas que son comportamientos autodestructivos que no te permiten ser feliz, ya que, según él, dedicamos demasiado tiempo pensando en el pasado y preocupados por el futuro. Insiste en que vivir el presente nos reportará bienestar mental.

Ahora vamos a ver uno a uno cada capítulo, en cada uno de ellos Wayne explica una zona errónea, aclara por qué lo es y facilita una estrategia con la que solucionar ese comportamiento.

Haciéndote cargo de ti mismo

Este capítulo versa en torno a esta idea: “Si tu estancia en la tierra es tan corta, debería ser por lo menos agradable. En pocas palabras, se trata de tu vida; haz con ella lo que tú quieres”

Wayne explica cómo podemos elegir los sentimientos, ya que, el responsable de lo que piensas y sientes eres tú y puedes aprender a pensar de forma distinta sobre cualquier cosa. Depende de ti y de las elecciones que tomes el hecho de que tus experiencias sean satisfactorias y estimulantes. Los pensamientos son los que determinan qué emoción dominará tu conducta.

Hace una crítica a muchas personas que, siendo muy inteligentes y a pesar de tener varias carreras, obtener notas extraordinarias o ser muy buenos en ciertas materias, realmente no son felices y viven una vida frustrada por una toma errónea de decisiones.

Sin embargo, una persona inteligente debería ser feliz y efectiva cada día de su vida, debe saber solucionar problemas, ser autónoma, independiente, superar los problemas que se encuentre por el camino y tener la capacidad de sentir las emociones que desee en cada momento.

No hay que ser pesimista, sino todo lo contrario, debemos vivir la vida de forma optimista. Lo más sano es estar lleno de emociones positivas que te ayuden a ser feliz y permanecer alejado de lo que te haga infeliz.

Autoestima

La idea aquí es muy clara, ¡amate a ti mismo tal y como eres!

Valorarte acorde a tus éxitos y fracasos, es una zona errónea que debes evitar. Es esencial que te quieras primero a ti mismo, para así poder querer a los demás.

Valorarte hará que te respeten. Si eres una persona que se valora a sí misma, siempre serás más valorado por el resto y por tanto más querido. Pero si valoras primero a los demás tu valor será inferior para el resto.

Cuando sientas que te estás infravalorando, visualiza ese momento, comprende que se debe a un error de percepción que estableciste en tu mente, y elige cambiar ese pensamiento.

Debemos aprender de nuestros errores para no volver a cometerlos, pero lo que no debemos hacer es odiarnos a nosotros mismos por haberlos hecho. También debemos evitar que lo que hagan o piensen los demás influya sobre lo que pensamos de nosotros mismos.

Hay muchos comportamientos que nos indican una falta de autoestima.

Debes aceptarte como eres y no quejarte de las cosas que no puedes cambiar.

“El amor propio no puede depender de ser verificado por los demás. Tú vales porque tú dices que es así. Si dependes de los demás para valorarte, esta valorización estará hecha por los demás”. Wayne W. Dyer.

No necesitas la aprobación de los demás

Necesitar la aprobación del resto de gente es una de las zonas erróneas más negativas que hay. Esta necesidad es comprensible ya que con esta aprobación es más fácil sentirse tranquilo, feliz y aceptado por los demás.

¡Pero, hay que deshacerse de esta necesidad! ¿por qué? Porque hagas lo que hagas no podrás complacer a todo el mundo, no es posible. Así que no pierdas el tiempo, la única aprobación que debes esperar es la tuya propia.

El problema de necesitar esta aprobación constantemente es que cuando no la consigues no eres capaz de sentirte bien. Y esto tiene como consecuencia una pérdida de libertad y poder personal.

Decidas hacer o decir lo que decidas, siempre habrá una parte del grupo que no estará de acuerdo contigo. Si comprendes esto y lo asumes, podrás reducir tu necesidad de aprobación.

La sociedad a través de padres, colegios, instituciones… ejerce una constante presión sobre nosotros para que no pensemos por nosotros mismos y, adoptemos los puntos de vista aceptados socialmente en perjuicio de los propios.

“La necesidad de aprobación de los demás equivale a decir: «Lo que tú piensas de mi es más importante que la opinión que tengo de mí mismo”. Wayne W. Dyer.

La ruptura con el pasado

Llevar una etiqueta en función de tu comportamiento del pasado, es otra zona errónea. Tu pasado no debe definir tu presente, si es así, estaría haciéndote un flaco favor porque te restaría poder personal.

Si antes fuiste perezoso no significa que debas seguir siéndolo, ¡tienes el poder de cambiar! Ahora bien, para conseguirlo tendrás que trabajar duro.

Mucha gente, cuando se le pregunta por qué no puede hacer algo o por qué no puede dejar de hacer algo, contesta: “yo soy así” o “siempre he sido así”. Hacer esto es una traba para tu crecimiento personal, ya que nos permite no tener que esforzarnos, no correr riesgos, continuar como hasta ahora, justificar nuestros malos comportamientos, y, en definitiva, seguir haciendo lo mismo de siempre sin probar nada nuevo.

Cambia el «Yo soy» por «He escogido ser» para ser producto de tus elecciones.

A menudo, esas etiquetas nos las pusieron otras personas en una época anterior. Por tanto, sería muy conveniente que revisaras la definición de ti mismo, para ver si coincide con tu realidad actual.

Hasta cierto punto, todos elegimos ser como somos. Si las elecciones realizadas en el pasado no nos gustan, podemos cambiarlas en el presente.

Las emociones inútiles: culpabilidad y preocupación

“Si tú crees que sentirte mal o preocuparte lo suficiente cambiará un hecho pasado o futuro, quiere decir que resides en otro planeta con un diferente sistema de realidad”. Wayne W. Dyer.

Si sientes culpa y preocupación es debido a otra zona errónea que tienes en tu mente.

Según Wayne, de todas las emociones que existen, hay dos que considera totalmente inútiles: la culpabilidad por algo realizado en nuestro pasado y la preocupación por lo que pueda pasar en un futuro.

Aunque todos los días te lamentarás por algo que hiciste en el pasado, no solucionarías nada ni mejorarías nada. Lo que sí puedes hacer es aprender de los errores cometidos y cambiar.

Y en cuanto a la preocupación por algo futuro que todavía no ha sucedido, sólo sirve para evadirse de algún problema que necesitas afrontar. Si te ves a ti mismo preocupándote, debes preguntarte: ¿De qué me estoy evadiendo? Después de esto, identifica el problema y empieza a trabajar en solucionarlo. Lo mejor que podemos hacer si estamos preocupados es: pasar a la acción.

Básicamente hay que preocuparse menos y actuar más.

¿qué dice Wayne respecto a esa culpabilidad que tenemos a veces? Wayne comenta que ésta se nos inculca en la infancia como una herramienta que tienen los padres para controlar a sus hijos. ¿Cómo funciona este proceso de culpabilidad? Muy fácil: se nos ha hecho sentir culpables al realizar algo que nuestros padres consideran incorrecto.

Por otro lado, respecto a la preocupación, por ejemplo, por tu pareja, hijos, padres… no tiene ningún sentido si de esta preocupación no florece alguna acción concreta.

Matiza la diferencia que supone el hecho de planificar tu futuro, porque esa actividad te va a permitir prepararte mejor para el porvenir y te da unos criterios para decidir qué hacer en el momento presente.

Explorando lo desconocido

Este capítulo trata el concepto conocido como “salirse de la zona de confort”

“Sólo los inseguros ansían la seguridad”

La zona errónea aquí es pensar que la vida consiste en ir siempre a lo seguro, y saber siempre lo que vas a hacer.

“No vayas allí”, “No vayas solo”, “No hables con desconocidos” son frases que hemos oído con frecuencia cuando éramos niños para indicarnos que tengamos cuidado, fomentando la precaución y no la curiosidad.

Hay que dejar de pensar que es mejor lo familiar a lo desconocido. Lo desconocido puede crearnos inseguridades, pero éstas son necesarias para cambiar, mejorar y vivir nuevas emociones.

Cuando uno cree totalmente en sí mismo, no necesita que todo le resulte familiar, fácil y cómodo.

Puede que te paralice tu miedo a la desaprobación de los demás, pero hay que tener en cuenta que grandes emprendedores, científicos, inventores, artistas…no habrían llegado a nada, si no se hubieran atrevido a salirse de su zona de confort.

Las personas que hacen siempre lo mismo, son personas rígidas que se impiden a sí mismas crecer. La rigidez es la base del prejuicio, y el prejuicio no nos deja incrementar nuestra experiencia manteniéndonos siempre dentro de esa zona de confort.

Según Wayne no es cierto que vivir sin correr riesgos te va a dar seguridad, ya que, por ejemplo, una catástrofe ambiental podría dejarte sin nada.

La seguridad real es la que te da la confianza en ti mismo para salir adelante ante cualquier problema al que te enfrentes. ¡Esa seguridad solamente la conseguirás al salir de tu rutina!

“La experiencia más hermosa es la de lo misterioso. Ésa es la verdadera fuente de todo arte y toda ciencia”. Wayne W. Dyer.

Rompiendo la barrera de los convencionalismos

Seguir los convencionalismos sin cuestionarlos a pesar de que te limiten para ser feliz, es una zona errónea que le ocurre a la mayoría de personas. Esto se materializa en «debes hacer esto o aquello» (para no salirte de los cánones socialmente aceptados), sin cuestionar por qué y sus consecuencias.

Ejemplos de estos convencionalismos:

  • «debo hacer esto» (de este modo no te enfrentas a ser o pensar diferente, y así te sientes más seguro)
  • «no consigo aprobar porque mis hermanos me molestan y no me dejan estudiar» (esto es una excusa para no responsabilizarte de tu problema)
  • «si todos lo hacen, entonces yo también» (justifica una práctica de legalidad dudosa o ética)

Si te condicionas demasiado a la sociedad, esto puede llevarte a una depresión y a la infelicidad.

Debes juzgar tu propia conducta, y aprender a confiar en ti mismo para tomar tus propias decisiones.

Según Wayne Dyer debes tomar tus propias decisiones en cuanto a tus ideales, por supuesto, desde el respeto y tolerancia.

Así que no tienes por qué hacer lo que digan/hagan los demás, simplemente porque unos ideales digan que es lo normal.

¡No tienes por qué buscar la aprobación de nadie!

Culpar a otro por lo que te pasa a ti no sirve para que eso deje de pasar. Vivir imitando a otros no hará que te sientas mejor contigo mismo. Tanto una cosa como la otra implica falta de aprecio por tu capacidad para elegir y decidir.

Cuando tomes una decisión, debes pensar cuáles son las consecuencias de decidir de una forma o de otra.

La trampa de la justicia

La justicia no existe y nunca existirá. El mundo funciona de un modo injusto. 

¿por qué es injusto? Porque ocurren a diario desgracias (terremotos, sequías, tornados…), asesinatos de gente inocente que no ha hecho nada para merecerlo, robos…Y lo peor de todo es que estos sucesos van a seguir ocurriendo, aunque no quieras. Así que no merece la pena que pierdas el tiempo decepcionándote por lo que es o no justo.

Entonces, ¿qué problema hay? El problema es que las personas si buscan la justicia y no la encuentran, se sienten frustradas e infelices porque viven pensando que están en un mundo injusto.

Según el autor, la naturaleza del mundo es ser “injusto”, y aunque exigir justicia no es algo negativo en sí, se puede convertir en una zona errónea si te flagelas mentalmente por no poder tener la justicia que deseas. No debes permitir que el concepto de justicia te perturbe y te impida ser feliz.

Entonces, ¿qué puedes hacer al respecto? Lo que puedes hacer es ayudar a las personas que intentan impartir justicia.

En las relaciones entre personas, muchas personas señalan a los demás porque se comportan de un modo injusto, y usan esos comportamientos como una causa para sentirse infelices.

No vas a conseguir nada quejándote de si los demás tienen más que tú o ganan más dinero. Así que, lo mejor que puedes hacer es pensar lo que quieres y cómo conseguirlo quitando de la ecuación a los demás.

Terminando con las postergaciones

“No digas cosas. Lo que eres, relumbra sobre ti mientras lo haces, y atrona con tal fuerza que no puedo oír lo que alegas en su contra”. Wayne W. Dyer.

La postergación en sí tiene ventajas: te permite evitar hacer cosas que, aunque sabes que son necesarias, te resultan desagradables, o puedes conseguir que los demás te tengan compasión, o que alguien te haga el trabajo.

Pero si el hecho de posponer las cosas te produce ansiedad, entonces ¡estás ante otra zona errónea!

Los ejemplos de postergar algo son infinitos: dejar de hacer algo desagradable para hacerlo más tarde, seguir en tu zona de confort en un trabajo que odias en vez de buscar otro nuevo, dejar de dar una mala noticia (que debes comunicar) a alguien por no querer pasar ese mal trago…

¿qué podemos hacer para evitar la postergación?

  • Comienza ya a realizar lo que tengas que hacer, de este modo ya tienes una parte hecha y luego continuas poco a poco.
  • Pregúntate a ti mismo ¿qué es lo peor que me podría pasar si empiezo ahora mismo?
  • Implica a más personas haciendo pactos, proponte retos, etc.

Actitudes como: “quizá las cosas se solucionen solas”, “deseo que se arreglen las cosas” o “espero que las cosas vayan mejor” sólo sirven para no hacer nada: ¡las cosas no se arreglan solas!

Algunos pasan el tiempo quejándose de que tienen muchas cosas que hacer y se las dejan para el último momento, consiguiendo así justificar una tarea mal hecha.

Proclama tu independencia

La siguiente zona errónea que trata el libro es depender psicológicamente de otra/s persona/s.

Un ejemplo clásico de dependencia, por ejemplo, sería la dependencia que hay entre padres e hijos cuando los hijos ya son mayores y sin embargo no viven y actuan libremente para no ofender a sus padres.

Si tienes una relación (amigos, pareja, familia) en la cual te ves obligado a comportarte de cierto modo que no te gusta, porque si no te sientes culpable o porque no te decides a prescindir de esa persona, deberías, sin duda, conseguir tu independencia psicológica.

Lo sano de las relaciones es tenerlas y al mismo tiempo no necesitarlas.

El mayor problema de las relaciones de dependencia es que normalmente suelen materializarse a través de las figuras dominante y sumiso.

“En cualquier relación humana en la cual dos personas se convierten en una, el resultado siempre será dos medias personas”. Wayne W. Dyer.

Adiós a la ira

La ira es una zona errónea que te incapacita psicológicamente. Lo más sano es no sentirla.

Este sentimiento es una elección y un hábito que se aprende cuando sufrimos frustración. Te debilita personalmente y puede producir, entre otras cosas: depresión, cansancio, insomnio, úlcera…

Debes buscar formas de parar el sentimiento de frustración. La risa es una manera de combatir la ira que sientes, así que, busca situaciones divertidas para afrontar el problema y todo será más llevadero.

No debemos olvidarnos de que la ira, es el resultado de tus pensamientos sobre algo o alguien, y el dueño de tus pensamientos eres tú. Por tanto, la solución no es reprimir la ira, sino cambiar tu forma de pensar.

Esta solución pasa por ser consciente de tus expectativas no realistas sobre los demás. Ya que, al ser los demás diferentes a uno mismo, pensarán y actuarán de un modo distinto a cómo te gustaría, pero no por ello debes dejar que se apodere de ti la ira, y esto lo podrás conseguir si ya lo tienes asumido con anterioridad.

Retrato de una persona que ha eliminado todas las zonas erróneas

Este es el capítulo final del libro y en él describe cómo sería una persona que ya ha eliminado todas sus zonas erróneas. A saber:

  • Está ocupada para perder el tiempo viendo qué hacen los de su alrededor.
  • Disfruta lo que le proporciona la vida; se siente cómoda haciendo cualquier cosa y no malgasta el tiempo quejándose o deseando que las cosas fueran de otra forma.
  • Está libre del sentimiento de culpa y de los acontecimientos que sucedieron en el pasado.
  • No se tortura con preocupaciones. Algunas circunstancias por las que otras personas pasan preocupados durante horas y horas, casi no le afecta.
  • No necesita la aprobación de los demás.  
  • Se ríe de cualquier cosa y situación, tanto de acontecimientos absurdos como de asuntos más serios.
  • Es una persona que se acepta a sí misma sin lamentarse. Acepta que es humana y que esto implica ciertos atributos humanos.
  • Aprecia la naturaleza. Le encanta estar al aire libre disfrutando, corriendo, paseando…
  • No se compromete emocionalmente con los problemas. Acepta que forma parte de la vida, permitiéndole superarlos con facilidad.
  • No necesita llamar la atención sobre sí misma y no critican.
  • Ayuda a las demás personas. Persigue el cambio social pero no se preocupa por los problemas por las noches ni piensa en las injusticias sin tomar acción.
  • Es honesta, no miente ni se evade.
  • Cree que lo que le sucede es responsabilidad suya y nunca culpa a los demás de lo que le pasa.
  • Tiene mucha energía y está sana.
  • Es curiosa, buscando siempre cosas que saber, hacer y aprender.
  • No teme al fracaso
  • No compara los resultados externos con su éxito como ser humano.

¡Creo que es un libro que te puede aportar mucho como persona y del cual seguro que vas a aprender inmensamente! Por lo menos ese ha sido mi caso. Así que prepárate para descubrir cosas que quizá no sabias y disfrutalo!!

Si has disfrutado con esta selección de libros te gustarán estos artículos:  Inteligencia Emocional, El arte de la guerra y La paradoja del chimpancé.

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