19/05/2021
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En este artículo voy a intentar explicar las similitudes y diferencias entre los fondos indexados y los ETF, de una manera sencilla.
Con el tiempo, me he dado cuenta que una parte de los inversores cuando empiezan a operar con este tipo de productos no tienen claro, ni lo que están comprando, ni si es lo adecuado para ellos, ya que en la mayoría de los casos desconocen las virtudes y desventajas de dichos productos y no saben muy bien escoger entre ambos, con lo que acaban comprando uno u otro sin tener demasiado claro si es o no el más adecuado para él, con este artículo, pretendo dar un poco de luz a este tema y que cualquiera que esté interesado en adquirir este tipo de productos, tenga claro de antemano lo que está comprando, y con ello saber sus riesgos y sus virtudes.
Un exchange-traded fund (ETF por sus siglas en inglés), o fondo de inversión cotizado, es un fondo de inversión cuya principal característica es que se negocia en mercados de valores secundarios.
La comercialización de estos productos supone un desafío desde dentro del mercado financiero a su propia ineficiencia, pues se trata de un producto óptimo en cuanto a asignación de activos (por su elevado grado de diversificación), simplicidad a la hora de operar (igual de ágil que las acciones) y costes (es más barato que los fondos de inversión)
Luego, podemos decir, que es un híbrido entre un fondo de inversión y una acción.
Formalmente es un fondo de inversión y cuando compramos participaciones de un ETF estamos comprando una cesta de valores, al igual que ocurre cuando compramos un fondo de inversión tradicional, pero el ETF cotiza en Bolsa igual que una acción.
Los ETF cotizan a lo largo de toda la sesión bursátil y pueden comprarse a cualquier hora en que el mercado esté abierto, igual que las acciones. Esto permite, entre otras cosas, conocer exactamente el precio al que se va adquirir la participación en el momento de dar la orden de compra.
Los ETF replican a su índice de referencia. Comprar una participación de un ETF es equivalente a comprar, en una sola operación, todas las acciones que componen dicho índice de referencia, por lo que cuando se compran participaciones de un ETF se sabe exactamente lo que se está comprando, la réplica exacta de su índice de referencia.
Generalmente, para dar sencillez y transparencia, los ETF suelen representar una fracción de su índice de referencia. Para obtener el valor exacto de cada participación hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
La liquidez está garantizada por entidades que se comprometen a ofrecer un diferencial de compra-venta reducido. El precio real de mercado es muy parecido al teórico por el arbitraje entre el ETF, el mercado de acciones y/o el mercado de futuros. Si el precio del ETF sube por encima de su valor teórico el gestor comprará acciones en el mercado, creará participaciones del ETF y las venderá en el mercado hasta que los precios se vuelvan a equilibrar. Y al revés, si el precio del ETF cae por debajo de su valor teórico el gestor comprará participaciones del ETF y las descompondrá, vendiendo las acciones en el mercado hasta equilibrar los precios. Con los futuros sobre el índice de referencia y el ETF también se pueden realizar arbitrajes de forma similar.
Tampoco tienen comisiones de suscripción y reembolso. Las comisiones que se pagan son las mismas que en cualquier operación de compra-venta de acciones en el mismo mercado en que cotice el ETF.
Esto hace que invertir en mercado extranjeros y emergentes tenga un coste muy bajo en cuanto a la compra-venta de las participaciones.
Pueden mantenerse de forma indefinida, ya que no tienen fecha de vencimiento.
El número de participaciones aumenta y disminuye, según las necesidades del mercado. Si la demanda del ETF aumenta la sociedad gestora compra más acciones en el mercado y crea nuevas participaciones del ETF. Si la demanda disminuye la sociedad gestora puede “deshacer” esas participaciones sobrantes vendiendo las acciones que las componen en el mercado.
Añadir que existen gran variedad de ETFS ya que también existen ETF sobre renta fija, materias primas, sectores concretos, estilos de inversión, apalancados, etc.
Un fondo índice o indexado, replica la evolución de un determinado índice bursátil mediante una cartera instrumentalizada a través de un fondo de inversión.
Los gestores del fondo tan solo tienen que escoger qué activos formarán parte del fondo y en qué proporción, con el fin de que su evolución está ligada de manera más o menos fiel a la evolución del índice de referencia (también conocido como benchmark).
La principal ventaja de los fondos indexados con respecto a los fondos de inversión tradicionales de gestión activa es su coste.
Las comisiones son mucho más reducidas porque el gestor no tiene que buscar de forma activa qué activos componen la cartera, al venir dados ya por el propio índice.
Y lo que quizá es más importante: estos bajos costes no están reñidos con una calidad menor, entendida en términos de rentabilidad.
Para contratar un fondo indexado, debemos utilizar alguno de los brokers que disponen de ellos.
En la actualidad, son pocas las entidades que han dado el paso a la gestión pasiva y ofrecen fondos indexados dentro de su oferta de fondos, y quienes sí lo hacen, suelen exigir condiciones que no siempre se ajustan a las necesidades de los inversores.
A la hora de seleccionar un fondo indexado es recomendable fijarnos en los siguientes factores:
La principal ventaja de adquirir un fondo indexado es el acceso económico (con costes más bajos) especialmente a índices de Bolsa internacionales, en los que hacerlo con un fondo de gestión activa es más caro y complejo como ya he comentado, y la otra gran ventaja es la fiscalidad ya que su tratamiento es el mismo al resto de fondos de inversión, por lo que permite que no se tribute si se traspasa a cualquier otro fondo de inversión y sólo hay que pagar el IRPF en el caso de venta (reembolso) del fondo.
En el lado de las desventajas, la primera está en que se centran en indexar índices de renta variable, por lo que su gama es más reducida que la de los ETF. La segunda es que las órdenes se realizan por el precio liquidativo del fondo, marcado por el cierre del mismo, sin que el inversor pueda marcar el precio de compra y venta.
La primera gran ventaja es la enorme variedad de ETF que van desde productos de renta variable, renta fija, divisas y hasta materias primas. Todo ello ha permitido que se apliquen diferentes formas de réplica del índice. Así hay ETF de réplica física que duplica un índice bursátil de forma exacta, comprando los mismos activos que lo componen, y los ETF de réplica sintética, más complejos, ya que se replican a través de instrumentos derivados como swaps.
Otra ventaja para mí muy importante y a tener muy en cuenta, es que cotizan como si se tratara de una acción, lo que nos permite comprar o vender un ETF varias veces en un mismo día e incluso poder dar órdenes de compra o venta a un determinado precio. Por ejemplo, mediante ETF es posible limitar nuestras pérdidas introduciendo órdenes stop loss, algo que no se puede hacer a través de los fondos de inversión.
La principal desventaja es la fiscalidad. En España los ETF tributan, al igual que cada acción, cada vez que se realiza una operación de compra o venta, por lo que no podrás beneficiarte el régimen de diferimiento tributario por traspasos. A diferencia de los fondos tradicionales, las ganancias no serán objeto de retención.
Las diferencias en fiscalidad son importantes, ya que con el indexado podemos beneficiarnos del diferimiento del pago de impuestos y tener una estrategia financiero-fiscal a largo plazo.
Pero además hay que tener muy en cuenta en qué invertimos. Aunque los fondos indexados cubren casi todos los índices bursátiles, si se opta por otros tipos de activos los ETF ofrecen una gama más amplia.
Con todo lo comentado anteriormente, vamos hacer un pequeño resumen para de esta manera ver de una manera sencilla las diferencias existentes entre ambos, ya que aparentemente ambos productos podrían parecer equivalentes, en realidad no lo son. Presentan diferencias muy significativas lo cual nos puede llevar a equivocarnos a hora de elegir el vehículo más apropiado para cada ocasión. Vamos a ver esas diferencias:
No obstante, dado que los indexados, al igual que los ETF, pueden ser de réplica física total, los inversores ya saben de antemano que la configuración de la cartera es la misma que la del índice, pero eso no significa que la rentabilidad final que vayan a ofrecer ambos productos sea la misma.
Estas diferencias entre ambos productos hace que tengamos que realizar un esfuerzo importante a la hora de identificar qué vehículo se adapta mejor a nuestras necesidades. Lo más importante es el coste total de posesión y los factores que lo determinan.
Espero que con toda esta información haya quedado el tema totalmente claro y cualquiera que esté interesado en adquirir cualquiera de estos productos sepa de antemano cuál es el más adecuado para él.
Jose Escudero
Director del Departamento de Riesgos De Zonavalue