16/12/2020
Contenidos
Nuestro mayor legado son los hijos, y como es evidente nos preocupamos de darles las herramientas y la formación para que un día pueda valerse por sí mismos. Les apuntamos al fútbol u otros deportes, clases de inglés y otras extraescolares. Porque pensamos que todas esas cosas son complementarias para su educación, formación y crecimiento. Pero, ¿les preparamos para una de las “batallas” más importantes de sus vidas? La inversión para los hijos.
Nunca es demasiado tarde para comenzar a invertir y sacar partido a nuestros ahorros. En este caso, nunca es demasiado pronto para enseñar el valor del dinero y la importancia de ahorrar.
El aprendizaje es hijo de la repetición. Robin Sharma
La repetición es una herramienta muy valiosa para la enseñanza, mediante la repetición, una idea nueva se convierte rápidamente en una convicción. Y finalmente, se crea un hábito en relación a aquello que buscamos conseguir. Por eso, es fundamental que el dinero sea una tema de conversación, no constante, pero sí recurrente y que desde pequeños asocien que el dinero está presente en nuestras vidas y que nos sirve como una herramienta para hacer las cosas que nos gustan o para tener aquello que necesitamos.
En ocasiones, tratamos al dinero como un tema tabú. Para que nadie sepa lo que tengo o no, con oscurantismo como si fuera algo malo o como si fuera algo que nos definiera. Y nada más lejos de la realidad. El dinero no es más que una herramienta al servicio de las personas, y no vale nada más que el valor que le demos nosotros mismos.
Por eso, es necesario tener una relación LIBRE con el dinero. No por tener más, es mejor o viceversa. Seguramente todos conocemos casos de gente que vive por encima de sus posibilidades esperando que eso le defina, y gente que al revés, acumula muchos ahorros apegándose al dinero por miedo a no tenerlo (seguramente por una mala experiencia).
Ninguno de estos comportamientos es bueno, ni para nosotros ni para nuestras finanzas, ya que por un lado vivimos dependientes de una falsa estabilidad de proyectarnos en una “realidad vacía” que nos podría suponer grandes problemas en un futuro, y por otro lado estamos limitando nuestras posibilidades de crecimiento y desarrollo.
Como es evidente, antes de poder enseñar nada, hay que tener aprendida la lección. No podemos enseñar a nuestros hijos a tener una relación libre con el dinero si nosotros no podemos. Por lo que todos deberíamos hacernos esta reflexión: ¿qué relación tengo con el dinero?
Si somos capaces de verlo como realmente es, una herramienta que está a nuestro servicio para conseguir las cosas que deseamos, perfecto. Pero si no es así, igual tenemos una relación demasiado afectiva con lo que supone o nos representa el dinero: seguridad, tranquilidad, bienestar, estatus…etc. Y esto es debido a que pensamos en lo que podemos tener o no, por el hecho de tener o no dinero. Dejando que nuestra capacidad de tener nos condicione, dejando de ser una herramienta y pasando a convertirse en un fin.
Es una reflexión complicada lo sé, pero creo que necesaria porque al final educamos en función de cómo hemos sido educados, y si queremos enseñar a nuestros hijos una manera distinta de relacionarse con el dinero debemos partir de la situación de cada uno. Por eso es imprescindible conocer previamente el estado de nuestras finanzas personales, y analizar cómo controlar nuestros gastos y nuestras deudas.
Más allá de esta reflexión, vamos a comentar algunos hábitos que pueden ayudarnos con la inversión para los hijos:
Otros ejemplos prácticos y cotidianos:
Los hábitos se generan mediante la repetición y en la infancia es el mejor momento para enseñar a los niños cómo relacionarse con el dinero y las finanzas. Con pequeños pasos y adaptados a la edad y necesidades de cada uno. Pero sin perder el foco sobre lo importante que supone enseñar la inversión para los hijos.